
El pasado 31 de mayo se cumplieron 100 años del icónico luto de la Esperanza Macarena con motivo del funeral que la Hermandad de San Gil tributó al malogrado Gallito. Este centenario ha coincidido con signos de luto en el atavío de algunas dolorosas onubenses con motivo del Covid, de los que hemos informado puntualmente. Debido a esta curiosa coincidencia, nos ha parecido interesante tratar la creación de Juan Manuel para su Virgen de la Esperanza por tratarse de un icono cofradiero. Lo hacemos con algunos días de retraso, porque la fecha coincidió con la programación especial que diseñamos con motivo del Rocío de Luz 2020. Pero no queríamos dejar de contar esta curiosa página de la historia de la Semana Santa.
Como informamos en su momento, a propósito de la devoción rociera de Gallito, el torero murió el 16 de mayo a causa de la cornada que le propinó el toro Bailaor en el coso de Talavera. Ostentaba entonces el cargo de consiliario en la junta de gobierno de la Hermandad de San Gil.
El 18 de mayo la Hermandad de la Macarena celebró un cabildo de oficiales en el que la nueva junta de gobierno asumió los cargos; entre los miembros figuraba Juan Manuel Rodríguez Ojeda en calidad de teniente de hermano mayor. En la sesión se expresó, además, la voluntad de celebrar honras fúnebres por Gallito, macareno y destacado benefactor de la corporación.
El 19 de mayo llegó el cuerpo del difunto a Sevilla, siendo recibido y arropado por una multitud en una manifestación de duelo como nadie recordaba en la ciudad. Hasta las mismas columnas de la Alameda, lucieron crespones negros en señal de respeto y luto.
El 21 de mayo se celebró el funeral en la Catedral de Sevilla, hecho que resultó polémico porque las élites del momento criticaron que se honrara a un torero, de etnia gitana, además, con un funeral propio de reyes. Tan es así, que no se recordaba en la ciudad otro igual desde los celebrados por Felipe II y el cardenal Spínola. Ante las críticas, Muñoz y Pabón escribió artículos en defensa de la decisión del cabildo metropolitano, que le valieron que el pueblo de Sevilla le obsequiara con la pluma de oro que el canónigo donó a la Virgen de la Esperanza por ser “Sevilla bajo palio”, presea que la imagen luce en la saya cada Madrugá de Jueves Santo.
El día 26 de mayo, Rodríguez Ojeda volvió, con la Hermandad de Triana, de la romería del Rocío y, en medio de la polémica que se había generado en la ciudad, como ya había anunciado, vistió de luto a la Virgen de la Esperanza para el funeral que organizó la Macarena el 31 de mayo. José León Calzado, que ha estudiado con detalle el episodio, explica que se dispuso un alto túmulo funerario revestido con telas bordadas e iluminado por candelería. Todo se levantó a partir de la mesa del mismo paso procesional, al que, para la ocasión, se le colocaron incluso los faldones. La arquitectura descrita quedaba rematada con un palio de tumbilla. Se emplearon en el ornato diversos enseres de la Hermandad del Valle, lo que subraya la participación de Muñoz y Pabón, teniente de hermano mayor de la cofradía de la Coronación.
Presidiendo el altar mayor, la Virgen de la Macarena vestía un luto que José León considera inédito en el mundo de las cofradías y que, cien años después, constituye una estampa icónica. Según el citado autor, Ojeda, movido siempre por el “reconocimiento intelectual y artístico de su trabajo”, vistió a la imagen de luto conforme a la estética civil característica del momento, logrando una visión “impactante” y “revolucionaria”. Despojó a la Virgen de joyas y, el único atributo alusivo al carisma de la imagen que utilizó, fue la corona de la joyería Reyes, en la que tanto tuvo que ver Gallito.
La Virgen solo vistió de luto la jornada del 31 de mayo y, según explica León, la decisión de ataviar de esta forma a la dolorosa de San Gil no agradó al cardenal Almaraz, que procuró que el hecho pasará inadvertido. Lo que explica que, durante décadas, aquel luto, hoy icónico, apenas tuviese eco. Así se ha escrito la maravillosa historia de la Semana Santa.
Deja una respuesta