
En el año 2020 se celebra el 80 aniversario de la bendición y primera salida de la imagen de la Virgen de Consolación. Se trata de una fecha señalada para la corporación, sobre todo, si se tiene en cuenta que la Virgen fue la principal titular de la cofradía durante sus primeras décadas, como prueba de la clara influencia y referencia que siempre representaron los padres agustinos.
Cuando fray Gilberto Blanco inicia los pasos para constituir una hermandad, tuvo claro que estaría centrada en la imagen de la Virgen, idea que cristaliza en 1916 con la aprobación de los estatutos de la Asociación y Cofradía de Nuestra Señora de Consolación y Correa.
Poco después, tras la Semana Santa de 1921, alumnos y exalumnos del colegio de los padres agustinos, enclavado donde hoy se levanta el colegio Santo Ángel de la calle Puerto, inician las gestiones para constituir una cofradía de penitencia que tendría como titular a una imagen de Virgen que recibía culto en la iglesia conventual de las madres agustinas desde el siglo XVIII.
De hecho, entre 1922 y 1927 la cofradía solo procesiona con el paso de Virgen, puesto que el Cristo de la Buena Muerte no se incorpora hasta 1928, cuando se adquiere una imagen en Olot. De igual modo, tras la pérdida de las imágenes del Cristo y de la Virgen en los episodios convulsos de 1936, la cofradía adquiere en Cartaya una imagen de una dolorosa que procesiona en solitario en 1937 y 1938. Al año siguiente, la corporación no realiza estación de penitencia y, en 1940, procesiona, también en solitario, la imagen actual, obra del sevillano Joaquín Gómez del Castillo. En 1941 se incorpora la imagen del Cristo, obra del mismo autor.
Por lo tanto, en aquellas primeras décadas, la Virgen fue la inspiración principal de la cofradía, por influencia, sin duda, de los padres agustinos, sin los que no puede entenderse la advocación de Consolación y Correa. Se trata de una advocación universal, vinculada con la orden desde el siglo XV. Según la leyenda, la advocación de Consolación tiene su origen en el consuelo que Santa Mónica recibió de la Virgen María cuando san Agustín, su hijo, se apartó de la fe en la que había crecido. Santa Mónica se aferró a María y san Agustín retomó la fe interrumpida. La advocación de Correa, vinculada también con la orden, surge, según la leyenda, porque la Virgen se apareció a Santa Mónica vestida con túnica negra ceñida con una correa y le pidió que, en adelante, vistiera así en prueba de su amor. Hay que apuntar en este punto que originariamente la Virgen tuvo la advocación de Consolación en sus Dolores, pues la imagen primitiva se veneraba en la iglesia conventual de las Agustinas bajo la advocación de los Dolores.
El acto de bendición de la actual imagen de la Virgen de Consolación tuvo lugar el 18 de marzo de 1940, Lunes Santo, en la parroquia de la Concepción, a las 16,00. El acto estuvo presidido por el arcipreste Julio Guzmán. A continuación, se organizó un besamano y, por la noche, a las 21,30h, la cofradía realizó la salida procesional. La imagen fue donada por el entonces hermano mayor, Francisco Navas.
Gómez del Castillo ejecuta a la imagen a partir de la referencia de la destruida en 1936 y bajo la inspiración de la dolorosa de Salzillo para la cofradía de Jesús de Murcia. Sus principales rasgos estilísticos son la inclinación de la cabeza para levantar la mirada y el tratamiento del cabello, concebido para ser visto. El rostro combina el dolor con rasgos delicados de bella factura. Presenta la boca entreabierta y el ceño ligeramente fruncido para subrayar el sentimiento de pena. La imagen ha sido restaurada por el taller Dueñas y por Enrique Gutiérrez Carrasquilla.
Iconográficamente, desde la primera salida de 1922, la imagen de la Virgen de Consolación procesiona en el paso sola frente a la cruz vacía. Se presenta, de esta forma, en un misterio alegórico como Madre Consoladora frente al castigo y sufrimiento de Jesucristo.
Como curiosidad apuntaremos que procesionó bajo palio entre 1949 y 1952.
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