La última entrega de la entrevista con el profesor Luque gira en torno a temas generales relacionados con el patrimonio de las cofradías. Andrés Luque se expresa en todo momento con entusiasmo, con propiedad y con claridad.
Pregunta: Los modelos de Juan Manuel siguen vigentes 90 años después de su muerte. ¿Cómo lo explica?
Respuesta: Los modelos de Juan Manuel se han reiterado en exceso, pero, además, sin criterio. Son diseños “embastecidos”. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que en los diseños de Juan Manuel el vacío es muy importante. Ojeda dibujaba de forma que el soporte se viera y tuviera protagonismo en el conjunto de la obra. Ahora, en cambio, se colmata todo en unos diseños “mediocres” que pierden el sentido.

Sobre esto que venimos hablando diría que imitar a ciertas cofradías, a las más famosas, es un camino que no conduce a nada. Lo importante de figuras como Juan Manuel es que tienen una visión de conjunto y, más que crear una concreta pieza de bordado, tienen en la cabeza el diseño de toda la cofradía y, a partir de esa idea general, de esa amplia visión de conjunto, crean. Para copiar a Juan Manuel no es suficiente con imitar su modelo, hay que tener en cuenta muchas otras variables que son las que hacen de Juan Manuel una figura genial.
Pregunta: ¿Vivimos malos momentos para la Semana Santa?
Respuesta: De 1940 a 1990 la Semana Santa atraviesa su peor momento, hablando siempre en términos de diseño, de cuestiones estilísticas, de patrimonio y valor artístico, en general. Es cierto que estos años a los que me refiero coinciden con el auge de la Semana Santa, un auge que es económico, social y popular. Pero en términos de bordados, patrimoniales, sin duda, estamos ante la peor etapa de la Semana Santa.
Son los años de los candelabros de cola desarrollados que llevan los guardabrisas por dentro de los varales y manchan de cera, de grasa, los bordados. Son los años de la cera excesiva en los pasos de palio o en los altares de culto, de forma que se tapa lo que no se tiene que tapar y se le resta sentido al conjunto. Se mutilan los misterios; de forma que la parte modelada se elimina en favor de telas que se mueven, lo que reduce de manera notable la expresión artística de los misterios. En la música, las marchas se aceleran y se alejan del original. Son los años, también, de las coreografías de los pasos de misterios, que apelan a una Semana Santa vacía de contenido. Es la época de las imágenes de Cristo vestidas de blanco, sin potencias y sin oro. Es decir, despojamos a Cristo de los atributos que lo representan como Dios.
Todo esto que digo es preocupante. Es preocupante que la Semana Santa se vacíe de contenido.
Sin duda, fue una mala época para todo lo relacionado con el patrimonio. Otro ejemplo, está en los besamanos, que también tienen su repercusión sobre el patrimonio. Se han hecho cosas contra toda lógica.
A veces escucho que se justifican ciertas decisiones argumentando que “siempre ha sido así”, pero no es cierto. No siempre fue así. Hubo un tiempo en el que las cosas se hicieron de otra manera, con mejor criterio.
Una prueba clara de esta crisis artística o estilística a la que me vengo refiriendo es que, desde la época de Ignacio Gómez Millán, no encontramos una línea personal definida en los diseños. Encontramos buenos diseños, pero no una línea definida.
Pregunta: A partir de 1990 aprecia una mejoría, un cambio de tendencia.
Respuesta: Sí. Hay que tener en cuenta que los talleres de restauración aparecen en los años 80 y, a partir de ahí, sí puede identificarse un mayor interés por el patrimonio.
Pregunta: ¿Qué opinión le merece que las cofradías alteren los diseños originales?
Respuesta: Soy muy partidario de la conservación. La obligación de los cofrades es legar el patrimonio que tenemos en las mejores condiciones. Esto lo dice una ley, es una obligación legal. Pienso que las cofradías, en época de bonanza económica, han caído en el complejo de los nuevos ricos. Cuando una cofradía interviene una pieza con la excusa de enriquecerla, normalmente, la ha empeorado.
Creo que hay que ser muy cuidadosos cuando se interviene una obra de arte. Qué pensaríamos si alguien decide aportarle más color a ‘Las meninas’ o modificar los vestidos, porque no le gusta lo que ve en el cuadro. No sería posible. No se permitiría.
En el ámbito de las cofradías, sin embargo, estas cosas pasan de manera habitual. Por esto digo que las cofradías no siempre han sido cuidadosas con el patrimonio, no lo han valorado en su justo término. Cuando un artista, crea una pieza, previamente la ha estudiado: ha realizado una aproximación, ha estudiado el contexto, las proporciones, la función que va a tener…cuando se altera un diseño original, se altera todo esto.
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