
Retomamos el recorrido por el patrimonio de las cofradías andaluzas y lo hacemos con el Cristo de la Misericordia de Granada, obra sugerida por María José García, directora del Centro de Estudios Cofrades de Granada.
El Cristo de la Misericordia, único crucificado de gran formato conocido en la producción de José de Mora, está considerado uno de los grandes hitos artísticos del barroco español
Según ha puesto de manifiesto la investigación de Díaz Gómez, la imagen fue encargada a José de Mora por la familia de Juan de la Barreda, abogado de la Real Chancillería. Se ejecutó en 1688, período de madurez del escultor, y el precio del contrato se fijó en 2.000 reales. La obra se encargó para presidir la capilla funeraria de la familia comitente en la iglesia de san Gregorio Bético. De Mora recibió, además, de los clérigos regulares menores, como pago complementario, 6 pinturas de gran valor.
La imagen comienza a procesionar a comienzos del siglo XIX. En el año 1975 el equipo de escultores y restauradores de la Dirección General de Bellas Artes y de la Real Academia de Nuestra Señora de las Angustias determinaron la inmovilización de la imagen en su capilla de la iglesia de san José para evitar el agravamiento de su estado con traslados y desfiles procesionales. Es entonces cuando la Hermandad encarga al escultor granadino Antonio Barbero Gor la realización de una copia por puntos de la imagen. En 1994 se acomete el proceso de restauración de la imagen, dirigido por Bárbara Hasbach.
La imagen del Crucificado representa a Cristo muerto en actitud serena. El cuerpo no presenta signos del cruento castigo. Se diría el Cristo de la Misericordia, más que luchar contra la muerte, vence a la muerte y anticipa la Resurrección.
La imagen inclina suavemente la cabeza hacia el lado derecho y hunde la barbilla en el pecho. Los brazos forman un acusado ángulo. La blandura de las carnes se hace patente en el vientre. Las piernas se disponen rectas con una ligera flexión de las rodillas. El pie izquierdo se superpone al derecho. Los párpados son abultados y entrecerrados. La nariz, larga, se muestra afilada como signo de muerte. Los pómulos presentan también esta característica. La boca se presenta entreabierta. El perizoma deja al descubierto el lado derecho y es de tono carmín violáceo. Todos los especialistas han destacado la exquisita policromía de tonos marfileños que se funde a la perfección con la escultura. La imagen mide 2,20 metros.
La cruz actual de taracea se adosa en 1741 por indicación de los clérigos menores ante la decisión de los letrados de la Real Chancillería de fundar una hermandad. El objetivo del cambio fue incorporar una cruz más fuerte que la original. Hay que tener en cuenta que, debido a la valía artística de la imagen, no se autorizaba que la imagen fuese sacada en procesión.
Como curiosidad apuntaremos que la advocación original fue la de Cristo de la Salvación y más tarde pasó a denominarse Cristo de la Expiración. La imagen pasa a recibir culto en la iglesia de san José en la segunda mitad del siglo XIX.
El escultor José de Mora
Sobre José de Mora indicaremos que nació en Baza en 1642. Tras aprender el oficio de su padre, Bernardo de Mora, y su abuelo, una vez instalado en Granada trabaja en los talleres de Pedro de mena y Alonso cano. En 1666 marcha a Madrid para trabajar con Sebastián Herrera, discípulo de Cano y es nombrado escultor de cámara del rey Carlos II. Por motivos de salud, regresa definitivamente a Granada en 1680. Fue una persona de profunda religiosidad.
La cofradía del Silencio procesiona en la madrugada del Viernes Santo.
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