La solemnidad y la medida organización fueron las notas más destacadas del Vía Crucis oficial que ayer, 9 de marzo, presidió la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Penas con motivo del 75 aniversario de su bendición.
Todo resultó medido: la duración del acto, la organización, el número de integrantes del cortejo…no hubo estridencias, ni prisas, ni nervios. Todo pareció estar convenientemente planificado y, como suele ocurrir, cuando el trabajo previo es concienzudo, el resultado final es satisfactorio.
En estos tiempos de desmesura, lo medido, lo preciso, lo adecuado son virtudes que parecen en desuso De ahí, que la sencillez, la naturalidad y la medida que tuvo el acto de ayer resulte un logro a destacar por encima de otros aspectos también loables.
Las puertas de la Iglesia de la Milagrosa se abrieron a las 20,30h y el Cristo de las Tres Caídas apareció dispuesto en unas andas en las que no había excesos, sino sencillez y elegancia. Los elementos justos y en la proporción exacta.
La primera estación se rezó en la Iglesia de Santa María de la Esperanza y la última ante el Convento de las Hermanas de la Cruz. Allí, una vez rezadas las 15 estaciones, el obispo de Huelva dirigió su mensaje. José Vilaplana se refirió al acto celebrado ayer como ejemplo de “devoción y silencio” y pidió que el pensamiento de los presentes se dirigiera a las personas que están “cargadas de penas”, especialmente a las personas enfermas o a las que viven la soledad”.
En el cortejo participaron hermanos de las Tres Caídas, representaciones de las hermandades integradas en el Consejo de Hermandades y Cofradías, las juntas de gobierno del Consejo de Hermandades y de las Tres Caídas, el pregonero de la Semana Santa 2020, Eduardo Sugrañes, y el alcalde de la ciudad, Gabriel Cruz. Participaron junto al obispo, el Vicario para la celebración de la Fe, Emilio Rodríguez Claudio y el Delegado Diocesano para las Hermandades y Cofradías José Manuel Barral.
El Cristo vistió la túnica que Francisco Contioso y Francisco Nieto bordaron en oro sobre terciopelo morado, las potencias donadas por los costaleros y la medalla de la ciudad que le fue impuesta el pasado día 8 de marzo. La cruz iba desprovista de cantoneras.
La música la aportaron el trío de capilla de la Banda de Música Nuestra Señora de Consolación y la Camerata Vocal Concertante.
El rezo de las 15 estaciones se desarrolló en el entorno de la Plaza Niña.
De regreso a la Iglesia de la Milagrosa, las andas de Nuestro Padre Jesús de las Penas se detuvieron en el exacto lugar donde estuvo el taller en el que Antonio León talló la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Penas en 1944 y se rezó una oración.
Traslado a la Capilla de la Esperanza
Una vez que el cortejo ingresó en la Iglesia de la Milagrosa, la Hermandad, con eficiencia, organizó el traslado de la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Penas a la Iglesia de Santa María de la Esperanza desde donde dará comienzo la salida extraordinaria que el próximo 14 de marzo conmemorará el 75 aniversario de la bendición del Cristo de las Tres Caídas.
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