El 12 de septiembre tuvo lugar el acto de bendición del nuevo Simpecado de la Hermandad de Consolación de Cartaya. El Boletín publica hoy el dibujo original de Ignacio Gómez Millán a partir del cual se ha confeccionado la pieza. El diseño, inédito, está fechado en el período 1930-1935 y se conservaba en el Taller de Sucesores de Elena Caro, del que Gómez Millán fue pieza principal desde 1926 hasta la década de los 40. Se trata del primer boceto del proyecto, a escala reducida aún.

En el documento se aprecia que el taller se encontraba en la fecha a nombre de José Caro, fundador del mismo junto a su hermana Victoria. También puede leerse la dirección, establecida en la sevillana calle Conde de Barajas, a donde se trasladaron desde el anterior emplazamiento en la calle Tomillo.
El Simpecado de la Hermandad de Consolación
La pieza ha sido confeccionada por el taller de Sucesores de Esperanza Elena Caro, bajo la dirección de Carlota Elena, Licenciada en Bellas Artes y gerente del taller. La tarea ha contado con el asesoramiento artístico de Gonzalo Navarro, Licenciado en Bellas Artes especialista en Artes Suntuarias y natural de Cartaya.
En la materialización se ha perseguido una correspondencia entre diseño y técnica, de tal modo que en el resultado final fuese palpable una total fidelidad al diseño original de Ignacio Gómez Millán, así como al estilo propio del centenario obrador sevillano de la familia Caro.
La obra se encuadra dentro de los tejidos con decoración en superficie, debido a su carácter ornamental y a la preponderancia de la decoración realizada mediante bordado en oro sobre el tejido liso. En este caso, se trata de un tisú de plata de tonalidad marfil realizado totalmente a mano en los talleres de la prestigiosa Casa Garín, de Valencia. El forro, de moaré rosa, hace referencia al color identificativo de la hermandad.
El resultado, por la elaborada combinación de procedimientos y materiales, es un conjunto de excepcional riqueza y complejidad técnica en lo que respecta al bordado. Se disponen, sobre el delicado soporte, hilos de oro de una infinidad de tipos y calibres, combinados con “jiraspes» de sedas de distintos colores, junto a otros elementos metálicos como canutillos, lentejuelas y “huevecillos”, que se alternan en los distintos procedimientos, tanto del bordado en hilos tendidos, como del bordado en relieve. Así, sobresalen en la obra el bordado con hojilla y con cartulinas, éste último a base de rellenos que crean elementos de complejos volúmenes; el ya casi desaparecido bordado matizado o “milanés”; y numerosos puntos, como “mosqueta”, ”dado”, “puntita”, “ladrillo”, “setillo”, “media onda” y “pespunte”, tanto simples como combinados.
La cordonería, inspirada en modelos antiguos, ha sido realizada en la sevillana Casa Rodríguez.
La pintura que centra la pieza es obra de José María Méndez, ‘Jarén’.
El Taller de Caro
El Taller fue fundado en 1917 por Victoria Caro (1878-1949), que había aprendido el oficio con las Hermanas Antúnez, y su hermano José (1877-1936). La época dorada llegaría con Esperanza Elena Caro (1906-1985). Según explica Gonzalo Navarro, en la consolidación definitiva del Taller influyeron distintos acontecimientos, en especial, la desaparición del taller de Rodríguez Ojeda y la incorporación de Ignacio Gómez Millán. Precisamente, el tándem formado por Ignacio Gómez Millán y Esperanza Elena Caro elevó el prestigio del taller a cotas altísimas. En la actualidad, Carlota Elena Meléndez representa la cuarta generación de la familia en un taller que es historia de la Semana Santa. De allí han salido palios, como los de las hermandades sevillanas de Los Estudiantes, la Macarena o el Buen Fin o el manto de la Coronación de la Macarena. De igual modo, numerosos Simpecados de hermandades rocieras llevan la firma del taller, que ha confeccionado piezas de bordado para la mayor parte de las provincias españolas, Huelva, obviamente, entre ellas.
Ignacio Gómez Millán
Ignacio Gómez Millán (Sevilla, 1900-1978) está considerado uno de los diseñadores para cofradías de mayor prestigio del siglo XX. Creció rodeado por el interés hacia las cuestiones artísticas y estéticas. Fue hijo de hijo del arquitecto José Gómez Otero; hermano de los arquitectos José, Antonio y Aurelio Gómez Millán y cuñado de Aníbal González, casado con su hermana Ana.
Licenciado en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid (1923), ejerció la profesión toda la vida. Fua también una persona de fuertes convicciones religiosas.
Como diseñador o proyectista para cofradías, desarrolló el estilo regionalista con una visión ecléctica. Como ha señalado Gonzalo Navarro, de Gómez Millán hay que destacar, no solo su faceta como diseñador, sino también su labor como director de la ejecución técnica de las obras.
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