
Los obispos del Sur han dado esta semana un toque de atención a los presidentes de los Consejos de Hermandades de las capitales de Andalucía y Jerez. En el comunicado emitido como conclusión de la asamblea ordinaria celebrada en Córdoba los días 20 y 21, los obispos han pedido a las hermandades que “eviten sucedáneos de la verdadera piedad popular” y se centren en el culto, la formación y la caridad.
Días después del pronunciamiento de los obispos, sin la formalidad propia de un comunicado de corte institucional, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, decía: “en cuanto a fórmulas supuestamente imaginativas que en algunos sectores parece que están surgiendo, decimos que sería deseable evitar sucedáneos que no son auténticos. No pasa nada si no podemos sacar los pasos a la calle. Celebraremos la Semana Santa con autenticidad y gran piedad en los templos”.
Las opiniones de los obispos no han debido sorprender a nadie, porque se enmarcan en la ortodoxia de las autoridades eclesiásticas. Pero es evidente que suponen un mensaje claro a las cofradías y una seria advertencia a los presidentes de los Consejos de Hermandades, a raíz del comunicado emitido tras la reunión mantenida en Antequera el pasado mes de septiembre y las sucesivas declaraciones que han venido efectuando.
Pero la cosa no ha quedado ahí. El hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, preguntado sobre el comunicado de los obispos, ha contestado que está “muy de acuerdo” con el texto y ha hecho un reconocimiento “a la mesura, templanza y equilibrio” que han manifestado los obispos. Además, ha añadido que, si atiende “las disposiciones vigentes de los organismos gubernamentales y sanitarios», no se plantea «salir en Semana Santa”.
El principal valor que tiene la opinión de Cabrero es que ha puesto de manifiesto que no todas las cofradías comparten el punto de vista expresado por los presidentes de los Consejos respecto a la Semana Santa 2021. La división de los cofrades en un asunto tan controvertido como este, es el camino más corto hacia el fracaso.
A la luz de los acontecimientos expuestos, puede afirmarse que no ha sido una buena semana para las expectativas de los presidentes de los Consejos de Hermandades de Andalucía. La evolución de la pandemia ha hecho que algunos de los pronunciamientos expresados días atrás por los presidentes, chirríen frente a la realidad que representan los toques de queda, el nuevo estado de alarma, el aumento de contagios, las preocupaciones de tantas personas por la salud o la situación económica…en definitiva, que chirríen frente a la situación de un país en estado de conmoción ante la nueva realidad que ha impuesto la pandemia.
Así las cosas, parece conveniente detenerse un segundo a reflexionar y revisar la estrategia seguida a partir de la citada reunión de Antequera. Parece prudente levantar el pie del acelerador para evitar un choque de trenes, algo que, por descontado, nadie desea.
Trabajar, como hacen los presidentes de los Consejos andaluces, con el propósito de buscar fórmulas que eviten, siempre que las circunstancias sanitarias lo permitan, que la Semana Santa de 2021 pase en blanco, no solo es algo razonable, sino que es una responsabilidad. Entre otras razones, porque las hermandades van a sufrir la deriva económica de la pandemia. Por tanto, trabajar con el propósito de buscar fórmulas que eviten que la próxima Semana Santa quede inédita es un punto de partida que ningún cofrade puede desaprobar.
La dificultad llega con la letra pequeña ¿Son oportunas ciertas declaraciones cuando la pandemia enseña su peor cara? ¿Qué imagen deben mostrar los cofrades cuándo aumentan los contagios, se colapsan los hospitales, se habla de toque de queda, de nuevo estado de alarma…? ¿Qué fórmula se propone para sustituir una celebración tan exitosa y consolidada como la Semana Santa? ¿Para definir esa fórmula, se ha buscado la participación y el consenso de las hermandades?
Salvar los obstáculos que representa esta letra pequeña, obliga a hilar más fino de lo hilado hasta ahora. Esa es la tarea.
Pienso que todavía queda mucho para Semana Santa, más de lo que parece, y en este tiempo pueden pasar muchas cosas para la deriva de ideas y propuestas imaginativas que estamos teniendo.
Según algunas publicaciones, los investigadores de Oxford que están trabajando en una vacuna efectiva para el Covid-19 y de la que nuestro gobierno ha adquirido ya varios millones de dosis, en diciembre podrian haber obtenido resultados, lo que propiciaría que para Semana Santa el periodo de vacunaciones si no ha terminado, esté próximo a concluir y se pueda plantear celebrar la Semana Santa con normalidad, aunque con algunas precauciones todavía, sobre todo en la preparación.
Pero, ¿y si surgen complicaciones -que según los expertos sería de lo más normal- y la vacuna no estuviese lista? ¿Qué pasaría si para Semana Santa esta pesadilla de pandemia no hubiera concluido? Pues, en realidad, no pasaría nada. Mesura y cabeza fría, como recomiendan nuestros prelados. Templanza y prudencia. Si cuando llueve no sacamos las cofradías a la calle porque las circunstancias no lo recomiendan, ¿por qué en este caso sería diferente? Sería una pena, sí. Pero sería lo que se espera de nosotros los cofrades.
No me vale eso de que las cofradías se han hecho para sacarlas a la calle, si fuera así los nazarenos llevaríamos un chubasquero debajo del capirote y nuestras dolorosas alternarían sus palios de terciopelo con bordados con otros de plástico. Las cofradías están hechas para evangelizar y una de las maneras de hacerlo sería en la anual Estación de Penitencia en la calle. Pero insisto, cuando las circunstancias lo permiten y si para Cuaresma los científicos no han encontrado el modo de acabar con el puto coronavirus, en Semana Santa no se darán las circunstancias para hacerlo.
Dejémosnos de dramas inútiles, sobre todo sin saber lo que va a pasar de aquí a entonces.
Soy hermano del Perdón -y de otras hermandades- como muchos de ustedes conocen. Este año, condinados en casa como estábamos y con mis titulares en el altar de un Quinario que no se pudo concluir, el Lunes Santo, a la hora que debía salir mi cofradía a la calle y por la iniciativa de algunos hermanos y la colaboración de muchos vecinos de La Orden, por los altavoces distribuidos por todo el barrio en balcones de todo el barrio, los mismos que llamaban a aplaudir a las ocho de la tarde, sonaron el Himno de Andalucía y la marcha que estaba previsto iniciara el caminar de nuestro paso hacia carrera oficial. El Perdón estuvo en la calle un año más a pesar de todo. En 2021, si la situación no cambia, aunque no podamos sacar a nuestros titulares a la calle, seguro que podemos celebrar el Lunes Santo de algún modo. Nuestra fe es más fuerte que el puto virus.
Y ahora centrémonos en lo importante que es seguir viviendo. Estamos cerca de los 60.000 fallecidos por esta enfermedad y debemos seguir fuertes. No perdamos la Fe. Ni la Esperanza, ni la ilusión.