
La Hermandad Matriz del Rocío y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía han firmado un convenio en virtud del cual el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) intervendrá el traje de los Apóstoles, obra cumbre de los bordados rocieros.
El proceso se prolongará por 9 meses y se financiará gracias a la donación de la familia Vela.
Los estudios previos han determinado que la principal alteración de las prendas se debe a la suciedad, la atenuación del brillo de los hilos metálicos de los bordados y la pérdida de la intensidad cromática en las sedas polícromas y en el tisú. También se evidencian pérdidas de hilos y elementos metálicos, especialmente en el manto; corrosión en parte de los hilos metálicos; suciedad en los marfiles; y oxidación en la plata.
El proceso de restauración tendrá carácter conservativo y se llevará a cabo con criterios de mínima intervención.
Sobre el traje de los Apóstoles
El traje consta de manto, saya, cuello, pecherín, mangas y sobremangas, además del vestido del Niño. La obra sigue diseño de Joaquín Castilla y fue confeccionada, bajo la dirección del propio Castilla, en el convento Santa Isabel de Sevilla. Las prendas están ejecutadas sobre superficie de tisú de plata y bordadas en hilo metálico y sedas polícromas. Además, el traje alberga cabezas de querubines, ejecutadas en marfil por Juan Miguel González, así como la paloma del Espíritu Santo, realizada en plata por Seco Velasco.
En 2020 se cumplen 70 años de la gestación del traje, pues a finales de 1950 Joaquín Castilla ya trabajaba en el diseño y la Hermandad Matriz presentaba por carta a las corporaciones filiales el proyecto de ejecución de un manto bordado para la imagen de la Blanca Paloma. El manto se estrenó inacabado en la romería de 1956 y completamente finalizado en la procesión de la Virgen con las galas de reina por las calles de Almonte. La ejecución del conjunto se prolongó hasta 1961.
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