Dentro de la serie de entrevistas programadas con motivo del 90 aniversario del fallecimiento de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, El Boletín charla hoy con Gonzalo Navarro: Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, Máster sobre Patrimonio Histórico y proyectista, con especial vinculación con el taller de Caro. En suma, una persona cualificada para hablar acerca del Ojeda diseñador.

Pregunta: Usted, como proyectista, ¿qué cualidades técnicas destacaría de los diseños de Juan Manuel Rodríguez Ojeda?
Respuesta: En primer lugar, convendría precisar que son escasos los dibujos de Juan Manuel que se conservan. Por lo tanto, de su faceta como dibujante es poco lo que puede aportarse. Pero, del análisis de su producción, llama la atención la evolución de su obra desde sus inicios hasta la etapa final. Son cinco décadas en las que hay una evolución considerable que merece destacarse. También, hay que resaltar que supo imprimir a sus creaciones un sello propio e inconfundible. Se percibe, además, un trabajo previo de documentación, fundamental para sostener la calidad de un diseño. Mencionaría, por otro lado, la fidelidad a las fuentes. Respetó en extremo el espíritu de sus fuentes, principalmente los bordados de la segunda mitad del siglo XVI, que reinterpreta a nivel compositivo con su personal lenguaje. Por último, es obligado destacar su papel en el desarrollo de las artes decorativas, a través del bordado, en el regionalismo, movimiento artístico hegemónico en la Sevilla del momento.
Dicho esto, habría que precisar que Juan Manuel es una figura que conviene estudiar en su conjunto, teniendo en cuenta sus muy variadas facetas como cofrade, proyectista, vestidor, empresario…solo de esta forma, podemos obtener una visión ajustada acerca de su obra y su trascendencia.
Pregunta: Si analizamos la evolución de las artes decorativas, ¿qué papel correspondería a Ojeda en el proceso? ¿Qué cambió con Juan Manuel?
Respuesta: Es evidente que, en el ámbito de las artes decorativas vinculadas a la Semana Santa, el papel de Juan Manuel se enmarca, salvo contadas excepciones, en el diseño de los tejidos bordados. Como he apuntado, supo adaptarse al momento, a la irrupción hegemónica del regionalismo, y trasladó con acierto esta corriente artística a los bordados para cofradías. No podemos, en cambio, y a diferencia de intelectuales del momento como, por ejemplo, José Gestoso, atribuir a Juan Manuel un papel como ideólogo del regionalismo. Juan Manuel sí ‘modernizó’ los bordados, de la mano del regionalismo, adaptándose, de esta forma, a un cambio que el público, en cierto modo, demandaba. Hay que tener en cuenta que, en aquel momento, las artes decorativas experimentaban un desarrollo paralelo al del resto de disciplinas artísticas. Juan Manuel, por tanto, vivió un momento clave, de adaptación de la estética de la Semana Santa al nuevo discurso estilístico que promulgaba el regionalismo. Desde entonces, no se ha vivido un momento igual en las artes decorativas que, hoy día, siguen bebiendo, principalmente, de las mismas fuentes estilísticas que el regionalismo.
Juan Manuel, como cofrade experimentado y prioste, conocía a la perfección las claves de la Semana Santa y jugó un papel destacado en la definición del paso de palio, como hoy lo entendemos: revisó los conjuntos, redistribuyó sus elementos, situó a las imágenes en el lugar exacto en las andas procesionales, combinó e incorporó nuevos soportes para jugar con los efectos plásticos producidos por el movimiento del palio, con la luz de los candelabros de cola sobre los mantos…esa visión suya como cofrade explica buena parte de sus principales aportaciones, en especial, a la estética del paso de palio.
Pregunta: En su condición de proyectista, ¿qué obra u obras de Ojeda considera más interesantes y por qué?
Respuesta: Destacaré dos obras, ambas del período comprendido entre 1900 y 1930, que me parece el más interesante en cuanto a aportaciones originales. De un lado, el conjunto de bordados del palio y manto de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, en el que, por el mimetismo con la obra en la que se inspira, es palpable la fidelidad a las fuentes a la que he hecho referencia. Un modelo, en concreto el de las caídas del palio, tan representativo del nuevo lenguaje regionalista y de la personalidad creativa de Ojeda, que lo llevó a ser repetido de manera casi literal en otras dos ocasiones. De otro, destacaría el manto de tisú de la Macarena, a mi juicio, su aportación más personal, en la que se aprecia su capacidad de innovación, aún siendo fiel a las raíces de su propio lenguaje, y que puede considerarse síntesis del período 1900-1930.

Pregunta: La labor de Ojeda como proyectista no puede entenderse sin su contexto: la Sevilla del cambio de siglo, el regionalismo y los trabajos de otros destacados diseñadores ¿Aprecia influencia de otros diseñadores en la obra de Ojeda?
Respuesta: Las influencias se perciben con claridad. En sus primeras creaciones, se aprecia la influencia de Manuel Beltrán, por las evidentes similitudes con la producción del mismo. Posteriormente, se pueden establecer paralelismos entre la obra de Ojeda y otros artistas del momento que, como él, participaron del regionalismo en otras disciplinas dentro de las artes decorativas. Podría destacarse en este sentido, especialmente, la figura de Pedro Domínguez, por la influencia que claramente ejercieron sobre Ojeda los diseños para el palio de las Cigarreras. Igualmente, la influencia de la obra de los reconocidos ceramistas Manuel Arellano, José Recio, Pérez de Tudela, o incluso del mismo José Gestoso.
Pregunta: Ojeda conocía con detalle la técnica del bordado y los tejidos desde su etapa con las Antúnez. Usted, además de proyectista, es un profundo conocedor de los bordados y tejidos ¿Hasta qué punto ese conocimiento previo de Ojeda fue importante a la hora de desarrollar sus trabajos?
Respuesta: Fue fundamental. Ojeda conocía a la perfección la técnica del bordado y dibujaba pensando en la realización material del dibujo a través de técnicas de bordado, materiales, tipos de punto…Ese conocimiento permite extraer todas las posibilidades, tanto a los diseños, como a la ejecución.
Técnicamente, en cuanto a manufactura, el taller de Ojeda bordaba como lo hacían sus antecesores más cercanos, por ejemplo, el taller de las hermanas Antúnez: materiales, preparación, tipos de puntos, etc., eran los mismos. Las diferencias recaían en el empleo de los distintos recursos técnicos de una forma u otra para conseguir los efectos plásticos deseados. De este modo, la principal diferencia entre la producción del taller de Ojeda y la de sus antecesores y coetáneos, la encontramos en la combinación de las texturas visuales de los hilos de oro y los volúmenes de los motivos bordados. A esta cuestión habría que sumar un aspecto técnico diferenciador que Juan Manuel incorporó a su obra: el empleo del bordado en policromía con sedas, especialmente mediante la técnica de matiz, muy presente en los bordados de los siglos XVI y XVII, y que, como ya se ha mencionado, el autor tomó como principal fuente creativa.
Pregunta: Hace unos días, la Asociación Gremial de Arte Sacro de la ciudad de Sevilla pedía cualificación para los empleados del sector. El taller de Ojeda tuvo una elevada carga de trabajo y mucho personal ¿Qué diferencias existe entre un taller como el de Ojeda y los talleres actuales?
Respuesta: Entre estos dos momentos existen notables diferencias, como las condiciones laborales. A partir de estas condiciones tan dispares en jornada laboral, cotizaciones sociales, retribuciones…pueden explicarse muchas de las diferencias entre los talleres de uno y otro momento. No se trata de valorar qué momento ha sido mejor. Se trata de momentos muy diferentes y, en consecuencia, no cabe la comparación.
En aquella época, una trabajadora, normalmente se trataba de mujeres, ingresaba en el taller siendo una niña y permanecía en el mismo toda la vida. Este tiempo de aprendizaje es fundamental. Porque manejar con destreza la técnica del bordado requiere tiempo, mucha dedicación. Los talleres de entonces, por distintas razones, empleaban a bastante más personal. Hay que tener en cuenta que Ojeda vivió en un período de extraordinaria actividad de los talleres de bordados. Por estas razones, en aquellos años se alcanzó una alta especialización, habiendo oficiales que, dependiendo de su capacidad y aptitudes, se dedicaban exclusivamente a determinadas fases del proceso
Pregunta: ¿Cómo han cambiado las artes decorativas desde el fallecimiento de Juan Manuel?
Respuesta: Por el tema en cuestión, debemos centrarnos en el bordado, y no en el conjunto de artes decorativas. Diría que ha cambiado poco. A día de hoy, a nivel estilístico, se sigue bebiendo de las mismas fuentes que en el regionalismo, que supuso la última gran renovación en las artes decorativas de la Semana Santa. Cada taller mantiene una línea personal, pero la base sigue siendo la revisión de estilos, esencialmente el barroco, y en este ámbito concreto, se puede decir que Ojeda fue uno de los precursores.
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