El 29 de noviembre, se cumplirá el 90 aniversario de la muerte de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, diseñador, empresario del bordado para cofradías, vestidor, prioste…en suma, un cofrade total que representa una referencia obligada para entender la Semana Santa actual. Debido a la trascendencia de su obra, El Boletín publica, a partir de hoy, una serie de entrevistas a investigadores que profundizarán en su figura y en su producción. Abrimos la serie con Ignacio Sánchez Rico: licenciado en Historia del Arte, Máster en Arquitectura y Patrimonio Histórico del IAPH, miembro de la comisión artística de la Hermandad de la Esperanza de Triana y autor de diversos libros de temática cofrade, entre ellos, ‘El Arte de vestir a la Virgen’, del que es coautor. Con él hablamos del Ojeda vestidor.

Pregunta: En el libro ‘El arte de vestir a la Virgen’ se afirma que Ojeda es el primer vestidor reconocido y reconocible.
Respuesta: Ciertamente, lo es. Pero no por su labor como vestidor, en sí. Si no por su labor como cofrade total. Ojeda es la primera persona de la que hay constancia acerca de su dedicación a las cofradías, tanto desde un punto de vista profesional, como de servicio a través de las distintas responsabilidades que ocupó durante décadas en las hermandades sevillanas: vestidor, prioste, bordador, proyectista, mayordomo…
Hay que tener en cuenta que hasta los años 90 no saltan a los medios de comunicación los nombres de los vestidores, a partir de una investigación que años antes había realizado el profesor Palomero Páramo. En la época de Ojeda, el atavío de las imágenes era un asunto que se llevaba con mucha discreción e intimidad. Eran tareas de las que se ocupaban personas del entorno eclesiástico, como sacristanes, capellanes, incluso sastres, como el caso de Juan Torres, donante de la imagen de la Virgen del Rosario de Montesión…Es difícil imaginar, por tanto, que, a comienzos del siglo XX Ojeda fuese reconocido por ser el vestidor de la Macarena. En cambio, sí fue muy reconocido por su faceta como bordador y como artista cofrade y, también, por ser un destacado hermano de la cofradía de San Gil. Su labor como vestidor era una faceta más dentro de su actividad para las cofradías, pero no la que le otorgó popularidad.
Pregunta: ¿Cómo se vestían las imágenes de Virgen antes de Ojeda?
Respuesta: En la época de los Austrias, a mediados del siglo XVI, aparecen las primeras dolorosas de vestir. En aquel tiempo, las dolorosas de los territorios hispánicos se vestían de la misma forma. Seguían el luto de las viudas de la corte de los Austrias, tomado del protocolo borgoñón. Consistía en una vestimenta muy similar a la de las monjas. Vestían manto negro, vestido negro y, sobre el rostro, se disponía una toca que envolvía el cuello, dejando únicamente al descubierto el rostro. Estas tocas evolucionarán y, con el tiempo, llegan a cubrir por completo los vestidos, de forma que parecía que las viudas vestían sayas blancas. Esta vestimenta será característica de los siglos XVI y XVII.
A comienzos del XVIII llegan al trono los Borbones y la sociedad civil deja de utilizar el luto de las viudas castellanas. En las imágenes de Virgen, en cambio, se mantiene. Pero evoluciona y comienza a ornamentarse con bordados, aplicaciones de orfebrería, encajes…Este enriquecimiento hace que, a finales del siglo XVIII, surjan los localismos. En Sevilla se implanta un modelo propio que con el tiempo se ha dado en denominar ‘modelo sevillano’, caracterizado por el uso y profusión de los bordados en mantos y sayas, así como por la sustitución de las tocas por los primeros y rudimentarios tocados que, ahora sí, dejan ver el cuello de las dolorosas.
Este estilo se mantiene durante el siglo XIX con tocados muy naturalistas, según reflejan los grabados y pinturas de la época. En esos años, predominan los pecherines de alhajas o encajes, mientras al rostro se le imprimía un poco de gracia, disponiendo un encaje de una sola vuelta a su alrededor. Podemos apreciar estos detalles en las primeras fotografías que nos han llegado. Los atavíos anteriores en el tiempo, se estudian a través de pinturas y grabados.
Pregunta: Si convenimos que Ojeda es el primer vestidor reconocido, ¿puede afirmarse que sentó las bases del arte de vestir a la Virgen?
Respuesta: Ojeda es un artista total y, en consecuencia, poliédrico. Su faceta como vestidor es una más de las que abarca su polivalente figura. Como vestidor tuvo unas formas muy artísticas que legaron estampas icónicas, como la Hiniesta ataviada de hebrea y la Macarena de luto con motivo de los funerales del torero Gallito. Pero, como vestidor, Ojeda representa un eslabón dentro del proceso de definición de la forma sevillana de vestir a las imágenes en la contemporaneidad. Es cierto que tuvo un estilo muy definido, especialmente, en el primer tercio del siglo XX, creando una imagen icónica de la Macarena. Pero los vestidores coetáneos, como Pepe el de Salesas, Persio, Gamero, Paco Reina…no siguieron el estilo de Ojeda. Cada uno tuvo su forma.
A partir de los años 90, con la moda de inspirarse en estampas del pasado, sí se aprecia una recreación de los tocados sueltos tan característicos de Ojeda. Pero eso ocurrió en una época muy posterior, como digo.
Pregunta: ¿Cuáles serían, a su juicio, las principales aportaciones del Ojeda vestidor?
Respuesta: Destacaría tres grandes aportaciones: e primer lugar, la recreación de los tocados de las pinturas y grabados antiguos. Eran tocados de formas escultóricas, pero naturalistas, que se disponían sobre el rostro con ciertas asimetrías; en segundo lugar, el hallazgo del atavío de luto, con motivo de los funerales de Gallito. Una de las vestimentas más icónicas del siglo XX, que tuvo gran impacto y repercusión en el atavío de las imágenes marianas; y, por último, la vestimenta de hebrea. Hoy se pone en duda quién fue el primero en utilizar el atavío de hebrea. Pero, sea como fuere, Ojeda sentó las bases del mismo, con la utilización de saya roja, manto azul y tocado de tejido liso envolviendo el rostro de manera muy natural.
Pregunta: Ojeda utiliza tocados sueltos, inspirados en pinturas marianas del siglo XVII, como las de Velázquez o Murillo ¿Es correcto? Háblenos del gusto de Ojeda por inspirarse en las Bellas Artes a la hora de realizar sus creaciones para las cofradías.
Estas formas utilizadas por Ojeda se circunscriben a un momento concreto, las décadas de 1910 y 1920. Fue, sin duda, un momento destacado, pero, como digo, no fue seguido por los vestidores coetáneos. Los tocados sueltos y vaporosos que utilizó Ojeda en ese período, no se han vuelto a recuperar hasta los años 90.
Pregunta: El Ojeda vestidor ha dejado estampas icónicas, como el luto de la Macarena por el fallecimiento de Gallito, o aportaciones que aún permanecen vigentes, como el atavío de hebrea. Sin duda, estamos ante un cofrade total, un artista genial, una persona sin la que no es posible entender la Semana Santa actual. Aunque es complejo abarcar el personaje en el espacio de una entrevista, ¿Qué aportó Ojeda a la Semana Santa? ¿En qué medida contribuyó a la renovación de la Semana Santa a inicios del siglo XX?
Respuesta: A Ojeda hay que valorarlo en su conjunto, porque fue un artista total: diseñador, bordador, prioste, vestidor, empresario…Dicho esto, considero que la principal virtud que tuvo fue hacer suyas las novedades e hitos de los creadores del regionalismo a finales del XIX, popularizarlas y hacerlas asequibles a las hermandades. Las aportaciones se deben a otras personas, pero Ojeda supo hacerlas suyas, popularizarlas y llevarlas a las cofradías ¿Cómo lo hizo? A través de su taller, al que confirió una organización más industrial y menos artesanal, con lo que consiguió abaratar los costes y agilizar los procesos para aumentar la producción. Esto le permitió difundir el modelo de palio sevillano por toda Andalucía y expandir su fama y su ingenio. También introdujo, a partir de su labor como mayordomo en la Hermandad de la Macarena, innovaciones en la gestión de las cofradías, especialmente, en la generación de ingresos a través de rifas, corridas de toros, loterías…Con los ingresos obtenidos, Ojeda financiaba sus propios proyectos patrimoniales para la Hermandad de la Macarena.
De igual modo, me parece fundamental hacer referencia al círculo artístico de Ojeda, que no adquirió una formación académica, a través de estudios reglados. Por lo tanto, su gusto por el arte tuvo que alimentarse en su círculo artístico. Sabemos que, en el taller de las hermanas Antúnez, tuvo contacto con Guillermo Muñiz y Manuel Beltrán. Pero creo que su círculo fue más amplio y llegó al mismo embrión del regionalismo en Sevilla, con Demetrio de los Ríos o José Gestoso, verdaderos artífices de la introducción del regionalismo en la Semana Santa de Sevilla que, sin duda, influyeron en la obra de Ojeda. Gestoso, por ejemplo, fue decisivo en la ejecución del palio de las Cigarreras en 1895, primer palio regionalista de la Semana Santa, diseñado por Pedro Domínguez.
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