
En puertas de Pentecostés, El Boletín entrevista a Julio Mayo, historiador, archivero municipal de Los Palacios y Villafranca, miembro del comité científico de la revista ‘Exvoto’, editada por la Hermandad Matriz del Rocío de Almonte, investigador y profundo conocedor de la devoción rociera, además de colaborador en el diario ABC. En la actualidad, prepara el libro sobre la historia de la Hermandad del Rocío de Triana.
Pregunta: Comencemos por el principio. Usted ha investigado los documentos que narran la aparición de la Virgen del Rocío. Háblenos, por favor, de esa investigación.
Respuesta: En mi investigación he acudido a las fuentes primarias de información, es decir, a los documentos. Entre muchos papeles, para el caso concreto de la leyenda de aparición de la Virgen del Rocío, he consultado un manuscrito que se conserva en el Archivo del Arzobispado de Sevilla fechado en 1779 y, por supuesto, las reglas de la Hermandad Matriz de 1758. Son los dos documentos más antiguos que se refieren a la leyenda de la aparición y he realizado un estudio histórico e interpretativo de ambas fuentes. En cuanto a la fecha del hallazgo, ambos documentos lo sitúan en el siglo XV, a raíz de la cristianización y formación del Condado de Niebla. La Virgen, según la leyenda, aparece en la villa Almonte, en el lugar denominado la Rocina, paraje alejado de Almonte pero de importancia estratégica para el municipio. Este dato es importante porque en las mariofanías (manifestación de la Virgen María) la aparición determina una suerte de derecho de una concreta población sobre un determinado territorio. De esta manera, la aparición de la imagen de la Virgen del Rocío en ese preciso lugar consagra el derecho de Almonte y los almonteños sobre un enclave estratégico desde el punto de vista económico. También sabemos, merced al manuscrito de 1779, que la imagen fue descubierta por un ganadero o cazador de Almonte. El origen almonteño de la persona que halló la imagen ha sido reflejado con posterioridad, en el siglo XIX, por Antoine de Latour, hispanista francés, y en un artículo de José Alonso Morgado, bibliotecario del arzobispado de Sevilla, publicado en la revista ‘Sevilla Mariana’ en 1882.
Pregunta: También sostiene que la Virgen del Rocío, probablemente, fuese patrona de Almonte desde antes de 1653
Respuesta: Efectivamente. He estudiado otras importantes devociones marianas de Andalucía, como Setefilla de Lora del Río, Consolación de Utrera, Gracia de Carmona o la Virgen de los Reyes. Estas investigaciones me han permitido conocer que, a mediados del siglo XVII, existía en España un gran fervor inmaculista que se apoyó en las imágenes de la Virgen María de culto más multitudinario, que en el mayor de los casos coincidían ya con las patronas de los municipios, para expresar el carácter inmaculado de la Virgen. Resultaba más fácil en la época explicar este dogma a través de las imágenes de las patronas de los municipios, siempre cercanas a los fieles. Estas patronas, como digo, ya lo eran con anterioridad, lo que se hizo a mediados del siglo XVII fue reproclamar como patronas a advocaciones que ya lo eran con el objetivo de reforzar el fervor inmaculista del que hablo. Este es el contexto en el que se produce el nombramiento de la Virgen del Rocío como patrona de Almonte en 1653.
En el caso de la Virgen del Rocío no se conserva ningún documento que acredite que fuese patrona con anterioridad a 1653. Pero esto no quiere decir que no lo fuese. Simplemente, estos documentos no han llegado a nuestros días y se produce un vacío documental. Pero el nombramiento de la Virgen como patrona de Almonte en 1653 no puede entenderse sin el contexto al que he hecho referencia.
Pregunta: También ha investigado acerca de la advocación ‘Rocío’
Respuesta: Con anterioridad la advocación fue la de Nuestra Señora de las Rocinas y, en el siglo XVII, evolucionó a ‘Rocío’ que es una expresión de origen luso que hace referencia al lugar en el que se congrega el ganado para beber. Son muchos los pueblos de Portugal que tienen calles o plazas rotuladas como Rocío. Es, por tanto, un nombre toponímico que hace referencia al lugar en el que apareció la imagen y en el que se le rinde culto, porque la Virgen era guardiana del mejor recurso que tenía el municipio: el lugar en el que bebía el ganado. Al tiempo, hay que tener en cuenta que la Virgen, “Otorgadora de remedios”, solía ser reclamada por los almonteños para que trajera la lluvia, el santo Rocío de sus aguas, que pusiera fin a la sequía y a la ruina económica que se le apareja. La Virgen del Rocío era la abogada más eficaz que conocían los vecinos frente a este tipo de efectos medioambientales. De ahí, que fuese la imagen a la que más veces recurrió el pueblo de Almonte, de entre el devocionario popular, para invocar los rezos pro pluvia. Luego está la coincidencia con ciertos pasajes bíblicos de Pentecostés que hacen referencia al rocío y al derramamiento de la gracia del Espíritu Santo que también ha servido como fundamento para explicar un cambio de denominación que se hizo “no sin mystica alusión”.
Pregunta: Usted ha destacado la estrecha y especial vinculación que desde siempre ha existido entre la Virgen y su pueblo
Respuesta: Es así. La Virgen, como he apuntado, es también un elemento identitario para Almonte y lo es desde el primer momento. Porque la leyenda de la aparición se utiliza como símbolo que marca los límites del municipio. Luego está la dimensión de la Virgen como guardiana del principal recurso económico del municipio, un bosque en el que pastaba y bebía el ganado. Primero, caballos y, más tarde, ganado vacuno. A esto hay que añadir la protección que la Virgen ofrecía ante epidemias, guerras, sequías y otro tipo de adversidades. Todos estos episodios han escrito una especial vinculación entre Almonte y su patrona.
Pregunta: En sus trabajos también ha apuntado al carácter americanista de la devoción rociera
Respuesta: Sí, se trata de un hecho absolutamente fundamental porque con capital procedente de las Indias se instituyó la capellanía de Baltasar Tercero, que constituye un hito en la historia de la devoción rociera. Baltasar Tercero, sevillano emigrado a las Indias, debió tener conocimiento de la realidad de la devoción antes de 1568 porque, en ese año, sabemos que ya se encontraba en Perú, como primer capataz de la Casa de la Moneda en el país. Durante su estancia en tierras americanas, jamás olvidó su devoción. De ahí que, en su testamento, otorgado en Lima en 1587, determinara establecer las bases para la residencia permanente de un capellán en la ermita, la conveniente conservación del ajuar litúrgico y la regularización del culto, sobre todo, a través de la memoria de misas que estableció. Hay que tener en cuenta que el establecimiento permanente del capellán en la ermita, permitió prestar atención espiritual a vecinos y transeúntes en un enclave estratégico, porque representaba un cruce de caminos entre comarcas de Huelva, Sevilla y Cádiz. Pero, además, favoreció la regularización del culto a la Virgen, a partir, especialmente, de la memoria de misas que instituyó. Esto significa que todas las personas que transitaban por la zona, encontraban una ermita en la que se rendía culto a la imagen y en la que residía un capellán que prestaba atenciones espirituales a quienes lo demandaban. De esta manera, la institución de la capellanía contribuyó a la expansión de la devoción rociera. Y en el origen de esto que cuento se encuentra el legado de origen indiano de Baltasar Tercero, que confiere un marcado carácter americanista a la devoción a finales del siglo XVI y durante el siglo XVII, un período clave para la expansión de la fe rociera.
Pregunta: Usted sostiene que en el proceso de fijación iconográfica de la imagen de la Virgen del Rocío, resultó fundamental un acontecimiento histórico de la devoción rociera como fue la Coronación de la imagen en 1919.
Respuesta: Es que hubo un importante proceso de estudio para la ocasión. Se analizaron los grabados de la Virgen más antiguos que existen, estampas…no se inventó nada porque, todo lo que se hizo, encontró fundamento histórico. Entre otras cosas, porque también se trataba de poner de manifiesto el prestigio y la antigüedad de una devoción tan extraordinaria como la rociera y de presentar a la Virgen del Rocío como reina de la paz y reina de Andalucía. Hay que tener en cuenta también que, para que proyectase esa remarcada majestad y divinidad desde una ermita perdida en la marisma, fue necesario redefinir su iconografía. Ciertamente, en torno a la Virgen del Rocío, coinciden características muy singulares y se trataba de aprovechar todo ese extraordinario acervo que había llegado hasta la fecha. Con este objetivo, se hizo un estudio previo muy profundo que movió a recuperar algunos de los elementos patrimoniales más antiguos de la Virgen, como la ráfaga de los Tello de Eslava.
Pregunta: Y en el estudio al que se refiere concede un protagonismo destacado a las figuras de Muñoz y Pabón y de Rodríguez Ojeda.
Respuesta: Por supuesto. Fueron figuras decisivas en todo el aparato que se dispuso en el Rocío el 8 de junio de 1919 para la ceremonia de Coronación de la imagen de la Virgen del Rocío. Sobre la participación de Muñoz y Pabón se ha escrito mucho. Tan solo incidir ahora en sus conocimientos sobre liturgia y artes suntuarias. Pero Muñoz y Pabón debió estar asesorado por una figura excepcional como la de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, otro devoto de la Virgen. Juan Manuel, que aquel año había confeccionado los Simpecados de las Hermandades de Triana y de Huelva, tenía casa en El Rocío y, como es sabido, tenía buena amistad con Muñoz y Pabón, fraguada en las colaboraciones que mantuvieron en torno a ciertos proyectos patrimoniales y devocionales de cofradías sevillanas.
Pregunta: También ha investigado acerca de los traslados de la Virgen a Almonte
Respuesta: Sobre esta materia mi principal aportación ha sido constatar que la Virgen ha visitado Almonte con una frecuencia muy alta. No hubo espacios de tiempo en los que la Virgen no visitase su pueblo. Hay que tener en cuenta que las personas mayores no tenían la posibilidad de trasladarse hasta el Rocío para ver a la Virgen. Estas personas solo podían contemplarla cuando visitaba Almonte. Incluso la Virgen tenía fechas fijas en las que visitaba la localidad. Normalmente, llegaba para la Navidad y volvía al Rocío para la Ascensión. Aunque también se han producido traslados en otras épocas del año. Por lo tanto, aunque no hay duda de que la casa de la Virgen está en el Rocío, he comprobado que la Virgen ha visitado con mucha frecuencia su pueblo.
Deja una respuesta