
El Rocío ha sido históricamente una celebración con enorme capacidad de atracción. Pese a las deficientes comunicaciones que hasta hace relativamente poco tiempo dificultaban la llegada a la aldea, llama poderosamente la atención el poder de convocatoria que, desde siempre, ha levantado la imagen de la Virgen del Rocío.
Joaquín Turina es una de las personalidades que se ha sentido atraída por el espíritu festivo, la fe, el colorido, la alegría, los cantes, los bailes, el entorno, la espontaneidad y la autenticidad de todo lo que rodea a la romería. Tanto, que en el año 1912 compuso ‘La Procesión del Rocío’, un poema sinfónico estructurado en dos secciones: la primera, ‘Triana en Fiesta’ y, la segunda’, ‘La Procesión’. Porque Turina quedó seducido por el espectáculo que ya representaba en la época la salida hacia el Rocío de la Hermandad de Triana.
La obra fue compuesta en 1912, al final de la etapa parisina de Turina en la Schola Cantorum, en la que había ingresado 6 años antes para ampliar sus conocimientos. El estreno tuvo lugar en el Teatro Real de Madrid el 30 de marzo de 1913 con éxito clamoroso. Aquel día, la Orquesta Sinfónica de Madrid estuvo dirigida por Enrique Fernández Arbós, a quien Turina había dedicado la composición.
Días después, el 16 de abril, se produjo el estreno en Sevilla, en el Teatro San Fernando, también con la Orquesta Sinfónica de Madrid bajo la dirección de Fernández Arbós. La Procesión del Rocío se estrenó en París el 24 de mayo en la Sala Gaveau. La orquesta estuvo dirigida por el propio Turina.
Como nota curiosa, señalaremos que, durante la Segunda República, el fragmento de la Marcha Real que incluye la composición era sustituido.
‘La Procesión del Rocío’ se inspira en la música tradicional andaluza que guió la producción de Turina desde que Albéniz se lo aconsejara en 1907. De la composición suele destacarse el color, la armonía y la instrumentación.
El interés de Joaquín Turina por el Rocío también ha quedado plasmado en una serie de fotografías del propio músico sevillano que conserva la Fundación Juan March.
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