
La pandemia, que tantos momentos ha robado a los cofrades en los últimos meses, ofrece, de vez en cuando, imágenes extraordinarias por inusuales. Una de ellas se puede contemplar estos días en la iglesia conventual Santa María de Gracia con motivo del Triduo que la Hermandad de la Buena Muerte consagra a la Virgen de Consolación y Correa durante los días 2, 3 y 4 de septiembre.
Debido precisamente a la pandemia, y siguiendo las indicaciones de las Madres Agustinas, la corporación del Jueves Santo ha dispuesto a la imagen de la Virgen presidiendo el altar mayor, estampa, como decimos, inusual.
La imagen se presenta ataviada por su vestidor, Josechu Llanes, con la magnífica saya bordada que confeccionara el taller de Caro. El tocado, de lamé de plata, se ha dispuesto recogido y con pliegues en el pecho. De esta forma, el cuello y el rostro de la imagen se presentan despejados, y la cabellera, elemento característico de la talla, gana protagonismo, al igual que lo hace su tradicional aro, en sustitución de la ráfaga. Se trata de un estilo medido y natural, característico de Llanes, que conecta con la impronta que distinguió a la imagen en los años fundacionales de la corporación.
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