
La presencia de las cofradías en la Diócesis es clara y, en un día tan señalado como el de ayer, se hizo patente a través de diversos gestos.
Santiago Gómez invocó a la Virgen a través de advocaciones señaladas de la Diócesis, como Cinta, Rocío, Montemayor, Ángeles, Peña…José Vilaplana aludió en su intervención a la fuerte religiosidad popular y a la vocación mariana de la provincia.
A esto hay que añadir que las cofradías de penitencia de la ciudad estuvieron representadas a través de Antonio González, presidente del Consejo de Hermandades. También asistieron al acto el hermano mayor de la Hermandad de la Cinta, Esteban Brito, y el presidente de la Hermandad Matriz del Rocío de Almonte, Santiago Padilla.
Otro gesto cofrade estuvo en la reliquia del Lignum Crucis que se presentó a Santiago Gómez y que el nuevo obispo besó en las puertas de la Catedral. Se trata de una reliquia perteneciente a la Hermandad del Nazareno, obsequio de José Vilaplana, con motivo del 425 aniversario de la corporación, procedente del monasterio de santo Toribio de Liébana.
También hay que señalar el papel desempeñado por distintos cofrades en la organización del ceremonial, como Manuel Gómez Beltrán, junto a los mayordomos de las Hermandades de la Cinta y la Merced, Jesús Flichi y Rafael Rodríguez, respectivamente, o los pregoneros, Manuel Jesús Rodríguez Redondo y Manuel Jesús Montes.
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