La Hermandad de las Tres Caídas vive con intensidad y emoción las vísperas de acontecimientos que, sin duda, van a tener trascendencia histórica para la corporación, como el traslado a la Iglesia de la Milagrosa, sede fundacional de la corporación; el Vía Crucis Oficial, presidido por la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Penas; la imposición de la medalla de la ciudad a la imagen del Cristo que semanas atrás concedió el Ayuntamiento; la salida extraordinaria con motivo del 75 aniversario de la hechura del Señor de las Penas; y la Misa de Pontifical que cerrará el programa de actos conmemorativo.

Se trata de acontecimientos que, a buen seguro, quedarán grabados en el rincón de la memoria de cuantos hermanos lo vivan. Acontecimientos que, bien llevados, cohesionan al grupo humano que constituye toda hermandad.
Hay que reconocer que la Hermandad de las Tres Caídas ha sabido exprimir el 75 aniversario fundacional y el de la hechura de Nuestro Padre Jesús de las Penas. El balance es inequívocamente positivo para la corporación, que ha crecido patrimonialmente, que ha ganado visibilidad y que se ha involucrado intensamente como solo pueden hacerlo las organizaciones que están vivas.
El reto el día después será crecer, o mejor dicho, seguir creciendo día a día, a partir de lo construido sobre los pilares de estos acontecimientos que tan bien ha sabido interpretar y gestionar la Hermandad. Pero de momento, hay que disfrutar de lo mucho y bueno que se avecina.
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