En los últimos días se han producido importantes noticias patrimoniales en el seno de las cofradías onubenses, como la presentación del proyecto de paso de palio de la Hermandad del Cautivo, la presentación de la nueva corona de la Virgen de los Ángeles, el proyecto de recuperación del retablo de la Oración en el Huerto…al tiempo, hay otros destacados proyectos que se encuentran en ejecución y, en las próximas semanas, se espera la presentación del manto de la Virgen de la Amargura.
En este contexto El Boletín pregunta sobre el momento patrimonial que vive la Semana Santa onubense a 3 conocidos cofrades: Francisco Javier González, Juan Fernández y Fernando Guillén.
Fernando Guillén

Pregunta: En los últimos años, la Semana Santa de Huelva ha conocido importantes estrenos. Son igualmente destacados algunos proyectos patrimoniales que se encuentran en ejecución o aprobados. A la luz de estos hechos, ¿cree usted que la Semana Santa de Huelva vive uno de los momentos de mayor dinamismo de su historia?
Respuesta: Sin duda. Como dinamismo, no hay duda que sí, sobre todo, en cuanto a los proyectos patrimoniales que se afrontan. Otra cosa es el nivel, ya que desde mi humilde punto de vista a veces se afrontan proyectos en base a un presupuesto que puedes a asumir a un corto plazo y no en un proyecto definitivo o, llamémosle, ‘redondo’.
Pregunta: ¿Qué diferencias encuentra entre el momento de renovación patrimonial actual y el que pudo darse en otro momento destacado, el comprendido, aproximadamente, entre 1913, con el estreno del paso de José Gil para el Señor de las Cadenas, y los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil?
Respuesta: Para mí no son comparables. El periodo de esplendor de los años próximos a la década de los 20 es, sin duda, el mejor. Se tenía a los que la historia, un siglo después, nos ha dejado como a algunos de los mejores diseñadores y artistas de la historia de la Semana Santa. Por ello, algunas hermandades tratan de recuperar lo perdido, por ejemplo, uno de los proyectos que trata de ejecutar la hermandad del Santo Entierro, la recuperación del fantástico paso de palio que diseñara y ejecutara Rodríguez Ojeda. Aquello, lamentablemente, se perdió y ahora la corporación tendrá un proyecto basado en esa línea estética, pero con diseño de Rafael de Rueda y ejecución de Jesús Rosado. La historia nos dirá en un futuro el nivel.
Para mi gusto, hoy día hay una proliferación de artistas enorme, sobre todo, en el arte del bordado, y la gran mayoría tiene un magnifico nivel medio. Otra cosa es el nivel alto. Sobre esto, ya tengo mis dudas.
Pregunta: ¿Cree que la madurez alcanzada por la Semana Santa de Huelva exige anteponer la calidad a la cantidad?
Respuesta: La madurez se mide en eso. En mi opinión, una Hermandad en Huelva, con los números de hermanos que se barajan y los ingresos ordinarios y extraordinarios que manejan, no puede proyectar varios proyectos sin ton ni son. Hay que centralizar los esfuerzos y definir un punto fijo sobre el que trabajar para conseguir el mejor de los resultados: si optas por hacer un palio, sabes que eso es un proyecto a gran escala y, por tanto, tienes que destinar todos los esfuerzos al mismo. El problema es que cuando pase un año, y no se haya estrenado nada, la junta de gobierno tiene que mantenerse firme. No puede girar y decir: pues venga, este año sacamos una insignia o unas potencias… para mí, el error está en abarcar mucho.
Pregunta: ¿Considera conveniente emplear una visión a medio y largo plazo a la hora de enriquecer o renovar el patrimonio existente?
Respuesta: Sin lugar a dudas. Lo primero, es renovar lo que tienes y valorarlo en su conjunto. Pongo un ejemplo personal: en mi Hermandad del Calvario, cuando acabamos el proyecto del paso de palio de María Santísima del Rocío y Esperanza, decidimos afrontar el paso del Señor. Pues bien, no faltaron las voces discordantes que pedían afrontar un paso nuevo. Son opiniones muy comprensibles y respetables, pero creo que acertadamente las personas que estaban estudiando concienzudamente el proyecto optaron, con buen criterio, por mantener el actual, obra de Guzmán Bejarano. Es cierto que el paso llevará respiraderos nuevos en talla y un suplemento en el canasto, pero no se tocará ni un centímetro de lo que tallara don Manuel Guzmán. De tal forma que, si mañana, alguien quisiera que el paso volviera a ser el que salió del taller del tallista sevillano, podría recuperarlo sin problema.
Al hilo de este ejemplo personal, preguntémonos: ¿hoy Manuel Guzmán es reconocido como uno de los mejores tallistas del siglo XX?, ¿deberíamos haber perdido ese paso? Junto con el del Cristo de la Sangre, se trata del único paso ejecutado en la ciudad por este genio de la talla. Mi respuesta a esa pregunta es no. Aún sabiendo que no tenemos el paso de Los Javieres o el de Triana. Pero valoro lo que tengo a largo plazo ¿Podría haberse hecho un paso más rico? Sí ¿Mejor? Eso ya es otra cosa.
Pregunta: ¿Cómo deben adoptarse las decisiones en materia patrimonial en aras de una excelencia que contribuya al crecimiento cualitativo de la Semana Santa onubense?
Respuesta: Hay muchos aspectos a tener en cuenta. Deben adoptarse desde el rigor, de manera profesional y con objetividad. Los dirigentes cofrades están para gestionar la hermandad. Pero tienen la obligación de gobernar para sus hermanos. Las cofradías no somos museos andantes, sino corporaciones que damos culto a Dios y a su bendita Madre y, por ello, buscamos lo mejor para Ellos, cómo haríamos para nuestra familia. La nómina de hermanos de una hermandad debe estar por encima de cualquier proyecto patrimonial. Sin embargo, con esto no quiero decir que no haya que afrontar proyectos, si hay voces discordantes. Pero que sí las hay, deben ser valoradas.
Por otro lado, salvo que los miembros de la junta de gobierno posean una cualificación adecuada, para estudiar un proyecto, hay que buscar asesoramiento. Pero lo primero, a la hora de pedir ese asesoramiento, es tener capacidad de análisis y ganas de trabajar. Uno puede asesorarse por varios sitios e intentar obtener las conclusiones más adecuadas para empezar el proyecto y que sea un proyecto vivo sujeto a cambios. Pero hay que estar muy encima del diseño y de la ejecución de la obra.
Juan Fernández

Pregunta: En los últimos años, la Semana Santa de Huelva ha conocido importantes estrenos. Son igualmente destacados algunos proyectos patrimoniales que se encuentran en ejecución o aprobados. A la luz de estos hechos, ¿cree usted que la Semana Santa de Huelva vive uno de los momentos de mayor dinamismo de su historia?
Respuesta: Es evidente que sí. Pero ese dinamismo debe tener en cuenta, y permíteme hacer mías las palabras del arquitecto Aldo Rossi, que la posibilidad de permanencia es lo único que hace a las obras ser superiores a las personas. En este sentido, me interesa sobremanera el proyecto de reforma del paso de palio de la Virgen de la Amargura, la recuperación a su vez del conjunto del paso de palio de la Soledad del Santo Entierro o las futuras aportaciones patrimoniales de la Hermandad del Calvario.
Pregunta: ¿Qué diferencias encuentra entre el momento de renovación patrimonial actual y el que pudo darse en otro momento destacado, el que abarcó el período comprendido, aproximadamente, entre 1913, con el estreno del paso de José Gil para el Señor de las Cadenas, y los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil?
Respuesta: Que se adquiriera entonces una de las piezas más excelsas y vanguardistas del patrimonio cofradiero sevillano, como el manto de la Virgen del Valle, una obra vinculada a uno de los nombres clave del panorama artístico de la Sevilla de principios del siglo XX como es José Ordoñez, no es baladí; que se asumiera invariablemente el soberbio manto decimonónico que perteneciera otrora a la Virgen del Patrocinio, titular mariana de la trianera Hermandad del Cristo de la Expiración, “El Cachorro”, cuya factura se debió a un taller de referencia como el de las Hermanas Antúnez, bajo la tutela proyectual de un Manuel Beltrán Jiménez; que un intelectual de formación europea, como Joaquín Bilbao, diese forma a una de las creaciones más acertadas, como fue el “rodiniano” Cristo de la Oración en el Huerto, y, de paso, dibujar un juego de potencias, de entre los más exquisitos de la ciudad; que se encargase a Rodríguez Ojeda, epicentro culto y popular de la producción artística, el excelso conjunto de palio, manto y faldones de la Virgen de los Dolores de “Los Judíos”, uno de los más equilibrados por su elegancia y armonía, el no menos meritado proyecto de paso de palio de la Virgen de La Soledad del Santo Entierro o las sabrosas bambalinas de la Amargura; o que el obrador de José Gil fuese el elegido para ejecutar dos de las más paradigmáticas andas procesionales, no es insignificante. Comparar eso con la actualidad es ineluctable.
Pregunta: ¿Cree que la madurez alcanzada por la Semana Santa de Huelva exige anteponer la calidad a la cantidad? ¿Considera conveniente emplear una visión a medio y largo plazo a la hora de enriquecer o renovar el patrimonio existente?
Respuesta: La búsqueda innegociable de la excelencia y ésta, a través de proyectos sólidos en el tiempo, serían el sinónimo de una madurez bien asumida. Ya lo decía Mies Van der Rohe: “menos es más”.
Pregunta: ¿Cómo deben adoptarse las decisiones en materia patrimonial, en aras de una excelencia que contribuya al crecimiento cualitativo de la Semana Santa onubense?
Respuesta: Dice el pintor sevillano Manuel Salinas, una de las figuras más notables del expresionismo abstracto en España, que tener buen gusto requiere de un ímprobo esfuerzo. Es una tarea perfectiva. Es esencial educar el ojo. El sentido estético es producto de la reacción del individuo ante la experiencia y, en sí, conjugar lo racional y lo emotivo. La persona que posee el sentido del gusto consigue autoridad e influencia y toma decisiones justas, trasunto de un conocimiento adecuado. Esta excelencia no sólo supone cultura, sino la cultura aplicada adecuadamente.
Francisco Javier González

Pregunta: En los últimos años, la Semana Santa de Huelva ha conocido importantes estrenos. Son igualmente destacados algunos proyectos patrimoniales que se encuentran en ejecución o aprobados. A la luz de estos hechos ¿cree usted que la Semana Santa de Huelva vive uno de los momentos de mayor dinamismo de su historia?
Respuesta: Se puede decir que sí. Es bien patente el crecimiento exponencial de la misma en los últimos años. Sin embargo, nuestra Semana Santa ya vivió momentos interesantes, como el movimiento del primer tercio del siglo XX; los años de la posguerra que, aunque pobres, significaron la etapa en la que fueron tallados los pasos que hoy son santo y seña de nuestra semana mayor; el mismo periodo de la Transición, con el auge de los hermanos costaleros; y, por supuesto, el momento presente en el que, de manera definitiva, parece que, por fin, hemos dado el salto global de calidad que exigíamos. Por lo tanto, a tenor del paso del tiempo, estamos viviendo el mejor momento de la historia, en cuanto a nivel patrimonial. Indudablemente, cada uno de ellos tiene sus particularidades y se hace necesario enmárcarlos dentro de un contexto histórico, social, y económico.
Sin embargo, no es justo que nos olvidemos del período de posguerra. Ya he mencionado que en la realización de pasos procesionales tiene su común denominador. No ha existido otro periodo igual en este campo, inclusive el actual. Es el periodo en el que se colocan las bases de los pasos actuales, pasos que han soportado el paso del tiempo sin quedar obsoletos y que, en algunos de los casos, definen la idiosincrasia de sus cofradías.
Pregunta: ¿Qué diferencias encuentra entre el momento de renovación patrimonial actual y el que pudo darse en otro momento destacado, el que abarcó el período comprendido, aproximadamente, entre 1913, con el estreno del paso de José Gil para el Señor de las Cadenas, y los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil?
Respuesta: Podríamos decir que nos encontramos, un siglo más tarde, en un periodo paralelo al de hace cien años. Estamos en un periodo que podríamos calificar de reconstrucción y de definición en la esencia de las cofradías. Si bien aquello lo supuso igualmente, fue en lo social lo que ayudó a su mejor comprensión en todos los niveles artísticos. Aquel tiempo, posiblemente, fuera más complicado en cuanto se abandonaba una forma de entender para tirarse en los brazos de una Semana Santa que no se conocía en sus formas. Fue como pasar de Antiguo Régimen a un Nuevo Régimen y así poder comenzar a labrar el origen de una Semana Santa más en consonancia con la que nos encontramos ahora.
Aquel periodo anterior a la Guerra Civil, cuyo origen podría situarse en la fundación de la cofradía de San Francisco, supuso la entrada de la Semana Santa onubense en la edad contemporánea, cofradieramente hablando. Si bien, es justo decir que de ocho corporaciones existentes solamente algunas demandaron servicios de artífices de primer orden, como Rodríguez Ojeda o José Gil, Joaquín Bilbao o Pérez Comendador. Por diversas razones, no participaron todas las cofradías. En el momento actual, son absolutamente todas las cofradías las que, de un modo u otro, se encuentran embarcadas en un proyecto interesante, dependiendo de sus posibilidades. Por lo que si puede compararse con aquel periodo mágico. Se han abandonado los complejos, que en ese periodo no existían y, por fin, concertamos trabajos a grandes diseñadores y tallistas de primera línea que luego efectuaran, igualmente, artesanos de primer nivel en el mundo de la Semana Santa andaluza. Vivimos un momento dulce a pesar de la crisis en la que nos encontramos.
Pregunta: ¿Cree que la madurez alcanzada por la Semana Santa de Huelva exige anteponer la calidad a la cantidad? ¿Considera conveniente emplear una visión a medio y largo plazo a la hora de enriquecer o renovar el patrimonio existente?
Respuesta: Es evidente, y hasta necesaria. La apuesta por la calidad frente a la cantidad, que históricamente tanto daño nos ha hecho, es producto de una mayor preparación y, sobre todo, de tener claro lo que se quiere. Durante décadas, hemos estado viviendo de espaldas a una realidad en cuanto a qué tipo de enseres necesita una cofradía. Todo valía en algunos de los casos y de nada valían espejos que teníamos en nuestra misma ciudad. Esto no es ninguna crítica, pues fueron momentos duros los de la travesía del desierto que supusieron las décadas de los 60, 70 e incluso los 80, cuando ya se vería la luz al final del túnel. Evidentemente, con esas circunstancias, la apuesta por la excelencia era harto complicada. En respuesta a la pregunta, la apuesta por la calidad, ahora sí se hace necesaria, por el bien de la cofradía, en cuestión, y por el de la Semana Santa onubense, en general. Más aún, cuando la cantidad también la pagas a un precio similar al de la calidad. Esta es otra de las razones de esta apuesta actual por la calidad, el acercamiento económico entre unos proyectos y otros.
Por suerte, en nuestros tiempos se han concertado piezas de gran valía en todos los terrenos. Posiblemente, el más deficitario sea el de los juegos de insignias, un espacio en el que no se termina de dar la talla, salvo algunas excepciones. Se han concertado piezas, sobre todo, en bordados, nuestra histórica gran asignatura pendiente. Estas nuevas piezas lavaran la cara y harán que nuestras cofradías den un salto de calidad cualitativo. En los pasos de madera tallada, una nota a tener en cuenta es la apuesta por la iconografía que los van a exornar. Pero, sobre todo, es en los bordados, tanto en labores de enriquecimiento, como de renovación, donde más se está notando esa apuesta por la calidad de la que antes hablábamos.
Pregunta: ¿Cómo deben adoptarse las decisiones en materia patrimonial, en aras de una excelencia que contribuya al crecimiento cualitativo de la Semana Santa onubense?
Respuesta: Existen muchas formas de afrontar la manera en la que se deben adoptar las decisiones. Evidentemente, todo debe de pasar por la junta de gobierno de las cofradías. Es importante saber elegir a la persona que pueda dirigir un proyecto. A la hora de embarcase en un proyecto patrimonial importante, en ocasiones, se encarga un trabajo a un proyectista sin que este conozca la cofradía. No es un mal sistema, pero en mi opinión no es el mejor. He llegado a ver grandes proyectos concertados con magníficos diseñadores que, al final, no calzan con la esencia de la cofradía, y esto ocurre por dos razones: por ese desconocimiento de la cofradía y por consentir los comitentes con lo que se le entrega que, aún siendo bueno, no se atreven a matizárselo al diseñador. El proyectista no muerde, al contrario, sabe escuchar.
En mi opinión, la mejor manera es contar con una persona con solvencia en materia artística desde dentro de la hermandad, por el que pase todo, hasta la elección del diseñador que se amolde a lo que se prefiera, que le proponga la idea al diseñador en cuestión, dándole plena libertad y, juntos, hacer las valoraciones o rectificaciones del diseño, en el caso de que fueran necesarias para entre ambos determinar el resultado final de la obra, presentándolo a la junta para que, con posterioridad, lo presente al cabildo de hermanos, que es quien definitivamente estima una obra o no.
Y es que, aunque parezca que no puede ser, no todas las personas se encuentran capacitadas para opinar. Tampoco hay que quedarse con la primera opción que se presenta. Este ha sido uno de los grandes problemas históricos, perdiéndose sobresalientes obras de arte, algunas de ellas recientemente. Así como otros no opinan de otras facetas cofradieras, otros jamás deben de intervenir en estas cuestiones artísticas, porque se corre el riesgo de concertar piezas que no estén a la altura de lo que se desea y, al final, afecte a la esencia de la propia cofradía.
Pero lo más importante es conocer bien la hermandad y lo que esta nos demanda, no caer siempre en gustos personales que contaminen la cofradía. La cofradía es la que manda y la cofradía dirá lo que vale y lo que no está a su altura. También lo digo en la música e incluso en el andar de un paso. Lograr la excelencia es complicado, pero no imposible. Al menos, acercarse a ella. Lo mejor, económicamente no es barato, aunque se hayan acercado los precios. Pero siempre merecerá la pena. Mejor esperar unos años y dotar de un patrimonio con gusto, a lamentarse toda la vida. Al fin y al cabo, solo es un día en el año, ¿a qué tanta prisa?
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