A las 21,00h del Martes Santo de 1920, 30 de marzo, se abrieron las puertas de la Parroquia Mayor de San Pedro para que la Hermandad de Pasión realizase su segunda salida procesional e inaugurase, de esta manera, la Semana Santa onubense. Se trata, por tanto, de la Hermandad más joven de las que componen la nómina de 1920 y la primera que se funda en el siglo XX. Con la fundación de Pasión se crea el Martes Santo onubense y la Semana Santa gana una jornada, después de un cuarto de siglo.

Teniendo en cuenta que los fundadores, según la prensa de la época, eran jóvenes, puede deducirse que no conocieron o, al menos, no podían recordar la Semana Santa del siglo XIX. Actúan, por tanto, movidos por el auge que la Semana Santa de Huelva había adquirido en los últimos años, pero, también, como veremos, estando al tanto de las innovaciones de las cofradías sevillanas, una vez más, tomadas como referencia.
La fundación de la Hermandad de Pasión por jóvenes permite hablar del destacado papel que la juventud ha desempeñado en la Semana Santa de Huelva, especialmente, en señalados momentos históricos y en relación a la fundación de hermandades.
La imagen del Señor de Pasión, obra anónima que recibía culto en la parroquia Mayor de San Pedro, procesionó, con una túnica morada ligeramente bordada en oro, sobre unas sencillas andas elaboradas, para la primera salida del año anterior, con madera de los respiraderos del antiguo paso de la Cruz de la Hermandad del Santo Entierro, que dejó de salir en 1916, cuando la cofradía incorporó al cortejo la imagen de la Virgen de las Angustias. También se utilizaron en la construcción, que dirigió José Gallardo, materiales de un viejo café de la ciudad.
La imagen del Nazareno procesionó sola, pero en los estatutos de la Hermandad de 1922 se indica, concretamente en el artículo 22, que la aspiración de la cofradía era incorporar una imagen de la Verónica. Autores como José Manuel Arroyo, ven en esta aspiración una influencia de la Semana Santa de Sevilla, concretamente del paso de misterio del Nazareno con la Cruz al Hombro de la hermandad del Valle.
Según cuentan las crónicas, los nazarenos vestían túnica y antifaz de color morado y cíngulo rojo. Hay que advertir que en los estatutos de la Hermandad de 1922 se incluye un preámbulo, fechado el 7 de abril de 1918, fecha fundacional, que dispone que el hábito de la cofradía estaría compuesto por túnica morada (sin cola), cíngulo, guantes y antifaz de color blanco. Sin embargo, en el articulado de los estatutos, de 10 de agosto de 1922, es decir, cuatro años después, se indica que la túnica y el antifaz serán de color morado y el cíngulo y la capa de color grana. Las crónicas de la época no describen las túnicas que vistieron los nazarenos en la primera salida, pero la publicación ‘Pasión. La Hermandad Sacramental de San Pedro’, editada por la propia Hermandad, indica que “parece” que la cofradía no llegó a vestir la túnica prevista en el documento fundacional. José Manuel Arroyo también percibe en el diseño del hábito la influencia de las cofradías sevillanas.
El protocolo de la cofradía aquel Martes Santo estuvo compuesto por la cruz de guía, estandarte y bandera de la hermandad. Delante del paso, que iba custodiado por la guardia civil, aparecían el hermano mayor, José Hernández Cembrano, y los presbíteros, Cano y Sánchez Santiago. También figuraba la guardia municipal en representación de la autoridad.
El itinerario que siguió la cofradía fue el siguiente: plaza de San Pedro, General Bernal, Burgos y Mazo, Joaquín Costa, Concepción, Rascón, Ernesto Deligny, Sagasta, Tetuán, Cánovas, plaza de Saltés, General Bernal y Plaza de San Pedro.
Cuentan las crónicas que mucho público presenció el desfile de la cofradía en aquel Martes Santo de hace 100 años.
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