
Recientemente ha sido restaurada la imagen de la Virgen del Carmen, obra de Enrique Orce de 1942, que recibe culto en un artístico retablo, diseñado por el mismo autor, levantado en la parroquia de San Juan Bautista de La Palma del Condado.
Ante el estado de conservación que presentaba la imagen y al objeto de llevar a efecto la restauración, se constituyó una comisión que ha puesto en marcha una serie de iniciativas en los últimos meses para recabar fondos. Distintas hermandades del municipio han colaborado en la financiación de la intervención.
El proceso de restauración de la imagen se ha ejecutado en el taller de Antonio Bernabé Ávila, imaginero y restaurador de La Palma del Condado. Es Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de Conservación-Restauración de Bienes de Interés Cultural por la Universidad de Sevilla. Entre su producción, cabe destacar la imagen de San Juan que acompaña en el paso de palio a la Virgen del Socorro de la Hermandad del Nazareno de La Palma, réplica de una anterior obra de Moreno Daza; el monumento en bronce de Santa Ángela de la Cruz de La Palma del Condado; las restauraciones de las imágenes del Sagrado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús, ambas obras de Enrique Orce para La Palma del Condado; la restauración de la Virgen del Valle de La Palma del Condado, obra de Sebastián Santos; o la restauración de la Inmaculada Concepción del convento de las Hermanas de la Cruz de Huelva.
Enrique Orce
Enrique Orce (Sevilla, 1885-1952) fue un artista versátil que trabajó con destreza distintas disciplinas, como la cerámica o la imaginería. Su padre fue escultor y se dedicó, principalmente, a la restauración de edificios. Estudió en la Escuela de Artes e Industrias y Bellas Artes de Sevilla, donde tuvo como maestros, entre otros, a Gonzalo Bilbao, Virgilio Mattoni, José Gestoso y Tova Villalba, principal referencia artística de Orce. Más tarde, fue profesor en el citado centro, así como en el colegio Marista o en el Instituto San Isidoro de Sevilla. Según explica Carlos Palomo, trabajó como pintor ceramista o director artístico en distintos talleres de cerámica, como la Fábrica de Ramos Rejano o la Fábrica de la Viuda de Tova Villalba. Finalmente, montó taller propio en el barrio de Triana. Pasó algunos años de su primera etapa en Talavera de la Reina. A partir de 1930 se inicia en su faceta como escultor. Además, de las obras citadas con anterioridad, destacaremos ahora, con Carlos Palomo, la ejecución de un Nazareno para la localidad sevillana de Paradas o la Virgen del Carmen de Moguer. Su última gran obra fue el retablo cerámico para la Soledad de san Buenaventura.
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