
La Hermandad de la Vera Cruz no procesionó en la Semana Santa de 1923 en señal de luto por el fallecimiento de Antonio Mora Claros, acaecido el 20 de noviembre de 1922.
Antonio Mora Claros falleció siendo alcalde de Huelva. Con anterioridad, había desempeñado destacadas responsabilidades políticas, siendo presidente de la Diputación Provincial y diputado a Cortes. Además de relevante político, fue un empresario de éxito, gozando de una privilegiada posición económica. Sin duda, se trató de una persona con enorme poder e influencia que participó, de una u otra manera, en las principales decisiones relacionadas con la ciudad.
Antonio Mora Claros estaba casado con Josefa Jiménez, presidenta de la junta de señoras de la Hermandad de la Vera Cruz y camarista de la corporación. En 1927, la viuda recibió el título de condesa de Mora Claros con rango pontificio por decisión de Pío XI.
Coincidiendo con la etapa de Josefa Jiménez, la Hermandad de la Vera Cruz vivió unos años dorados en los que se produjeron estrenos importantes, como el manto de José Ordóñez y Patrocinio Vázquez, adquirido en 1919, junto a una saya a juego bordada por el taller de Rodríguez Ojeda, y el palio que el mismo taller bordó en 1921, a juego con el referido manto e inspirado en el paso de palio de la cofradía sevillana de El Valle. La prensa de la época solía referirse a Josefa Jiménez como el alma de la cofradía y destacaba su desprendimiento, expresión que alude a la función de mecenas que desempeñó en la corporación.
En aquellos años, el actual Palacio de Mora Claros, residencia del matrimonio, se convirtió en un punto destacado en el recorrido de la cofradía.
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