
Antonio María de Orleans, duque de Montpensier, acudió por primera vez a la romería en el año 1851. Los duques se habían instalado en Sevilla en 1848. Al año siguiente, el duque comenzó a practicar la caza en las inmediaciones de Doñana, incluso quiso adquirir el coto. Pero no tuvo éxito en su empeño y hubo de conformarse con la compra de otros terrenos cercanos, como la dehesa de Gatos.
En aquella primera romería de 1851, cuenta el historiador Julio Mayo, que el duque acudió solo, porque su esposa, la infanta María Luisa Fernanda, se encontraba embarazada. En la procesión del Lunes de Pentecostés portó la vara de hermano mayor de la Hermandad Matriz de Almonte.
Probablemente, en el transcurso de la procesión, el duque recibió la propuesta formal de convertirse, junto a su esposa, en hermano mayor de la corporación almonteña. El 15 de junio, tan solo días después de la finalización de la romería, los duques manifestaron su aceptación. Si bien, los asesores de los duques, según precisa Mayo, recomendaron que la aceptación quedase condicionada al nombramiento de un teniente de hermano mayor, que asumiera en la práctica las obligaciones inherentes al cargo, ante la imposibilidad de que los duques pudieran hacerlo.
Las gestiones se alargaron en el tiempo, de manera que, en marzo de 1852, la Hermandad Matriz, el Ayuntamiento de Almonte y la parroquia de Almonte vuelven a formular la propuesta a los duques, que finalmente es aceptada el 6 de junio de 1853. Aclara Mayo que, probablemente, el retraso en la aceptación se debió a que los duques prefirieron esperar a que la autoridad eclesiástica aprobase las nuevas reglas de la corporación para asumir el cargo.
La presencia de los duques sirvió para conceder aún mayor visibilidad y popularidad a la romería y, al igual que hicieron con cofradías sevillanas, se convirtieron en benefactores del culto a la imagen de la Virgen del Rocío.
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