
Las primeras décadas del siglo XX fueron complicadas para las hermandades en el apartado económico. La aportación del Ayuntamiento resultaba a todas luces decisiva y, aún así, las cofradías se veían obligadas a postular u organizar otro tipo de actividades, como las tómbolas, para obtener ingresos extraordinarios que hicieran posible la salida procesional que, en más de una ocasión, pendió de un hilo.
En este contexto de dificultad, las fiestas de la Cinta en el mes de septiembre, por su importancia en la ciudad, constituían una magnífica oportunidad para instalar tómbolas y generar recursos para unas arcas siempre necesitadas.
Hace justo 100 años, en 1920, el periódico La Provincia daba cuenta de las tómbolas que instalaron las hermandades de Pasión y San Francisco, ambas cofradías de barrio y extracción popular.
Sobre la tómbola de la Hermandad de San Francisco, el periódico informaba de que estaba impulsada por la camarista de la Virgen del Mayor Dolor, Nellie Chardenal, y el hermano mayor honorario, José Coto Mora. También se detallaba la relación de donantes, así como los reglados aportados por cada uno.
De la tómbola de la Hermandad de Pasión el diario destacó la animación que registró en los días de feria, que se desarrolló entre el 8 y el 11 de septiembre. Se celebraba, por tanto, cuando la imagen de la “Virgen Chiquita” se encontraba en su santuario, después de la procesión que el día 7 de septiembre trasladaba a la imagen desde la parroquia de San Pedro, lugar de celebración de la Novena en aquellos años.
La feria se desarrollaba en el triángulo formado por el paseo de la Independencia, la plaza de la Merced y la cuesta del Carnicero.
La Hermandad de la Cinta, por su parte, como homenaje a la patrona, sorteó 3 monedas de 5 duros entre las niñas de las escuelas gratuitas de la ciudad que llevaban por nombre Cinta.
La crónica de La Provincia nos remite a una ciudad y a un contexto diferentes al actual, aunque para ciertas cosas no ha pasado el tiempo, como las tómbolas de las hermandades y la relación cercana que las cofradías de penitencia han tenido con la patrona de la ciudad.
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