El segundo bloque de la entrevista, que se desarrolla en un sencillo despacho del Obispado, gira sobre cuestiones de la Iglesia. José Vilaplana habla con propiedad y se muestra preciso en los detalles.
Pregunta. Usted se ordenó como sacerdote en 1972. ¿Ha cambiado mucho la Iglesia desde entonces?
Respuesta. Sí, ha cambiado mucho. Ha habido cambios significativos. La Iglesia ha tenido que pertrecharse ante el secularismo. Ahora vivimos una etapa más plural. La Iglesia se desenvuelve en un contexto globalizado en el que distintas religiones conviven en un mismo espacio. Ahora la Iglesia está en diálogo. Como dice el Papa Francisco es una Iglesia que está “en salida”. De manera gráfica diré que antes se tocaba la campana y la gente acudía a la Iglesia, mientras que ahora es la Iglesia la que sale a buscar a las personas. Creo que estos cambios son positivos y plantean retos apasionantes, porque ahora la opción del individuo es una opción más personalizada de la fe. Antes podía haber cierta inercia, la gente podía dejarse llevar por la mayoría. Ahora, en cambio, no es así. Ahora, en un contexto más plural, se elige en libertad. Ahora podría decirse incluso que elegir una opción de fe es ir a contra corriente. Pero creo que este camino es purificador para la Iglesia. Ahora la Iglesia se enfrenta a un reto: ante una sociedad que ha cambiado, tiene que jugar un nuevo papel, un papel distinto. Como dice el Papa, la Iglesia tiene que ser testigo de la alegría del evangelio.
Pregunta. ¿Cuál es el principal reto que debe afrontar la Iglesia en el corto-medio plazo?
Respuesta. Cómo transmitir la fe. Ese ha sido siempre, en cada momento, el gran reto de la Iglesia. La Iglesia debe transmitir la fe de una manera atractiva. Como han dicho los dos últimos Papas “la Iglesia crece por atracción”. El reto es crear comunidades vivas y participativas. Iglesia no somos exclusivamente los sacerdotes. La iglesia la conformamos todos y es fundamental que la iglesia resulte atrayente. El verdadero tesoro es el evangelio de Jesucristo.

Pregunta. ¿Qué le preocupa de la evolución de la sociedad?
Respuesta. El consumismo que, a veces, es compulsivo. Es un consumismo que nos impide descubrir los grandes interrogantes. El deseo de tener, de poseer, conduce a la superficialidad y de ahí a los prejuicios y todo esto impide que podamos ver las cosas con la suficiente nitidez.
Por supuesto, me preocupa la situación de las personas que viven en la pobreza. De tantas personas que han sido golpeadas por la crisis y no han salido de esta situación adversa.
Pregunta. En el actual contexto, con cambios intensos y veloces, con demasiado ruido alrededor, con cambios de valores, con el individualismo, con personas desconcertadas ¿cómo se hace visible la Iglesia?, ¿cómo transmite su mensaje? ¿El actual es un escenario propicio?
Respuesta. El individualismo es un drama y constituye una dificultad para la Iglesia porque la Iglesia representa todo lo contrario. La Iglesia no es individualismo, la Iglesia es comunidad y es participación. El individualismo dificulta el diálogo a fondo, en profundidad. Pero lo veo como un reto, como una llamada para que la Iglesia acompañe a las personas. Evidentemente para realizar esta tarea se necesitan personas preparadas. Pero no lo veo como algo negativo, sino como una oportunidad.
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